¿Le ofrecen el trabajo que pensó nunca podría llegar a tener? ¿Su ciber novio está enamorado de usted y quiere conocerle cuanto antes? ¿Resulta ser el último familiar en la línea hereditaria de un misterioso millonario? Tenga cuidado, puede estar siendo víctima de un engaño cibernético.
Las tradicionales artimañas para estafar a la gente no han tardado en buscar un futuro más productivo a través de internet.
Y es que las características de la propia red, el anonimato y la internacionalidad, la convierten en una herramienta de aproximación al fraude.
Hasta ahora, los delitos implicaban un peligro físico, el riesgo a ser descubierto y detenido por las autoridades. A través de la red todo esto resulta ser mucho más fácil.
"En internet se puede cometer un delito sentado en el ordenador, tomando una cerveza y a 10.000 kilómetros de distancia", afirma Francesc Canals, Presidente del Observatorio de Internet.
Y es de ahí precisamente de donde radica el problema que las autoridades tienen para investigar y detener a ciber delincuentes.
En América Latina ya existen organismos gubernamentales como la policía cibernética, que patrulla la red y ofrece consejo y ayuda a afectados por los fraudes.
Aún así, se cree que el número de víctimas es mucho mayor al número de denuncias que se reciben en realidad, en parte, por el desconocimiento de a quién acudir cuando sucede algo.
Falta de confianza
En América Latina además hay que sumar la falta de confianza que se tiene en general hacia las autoridades, comenta Andrés Velázquez, fundador y director de investigaciones de Mattica, el primer laboratorio de investigación de delitos informáticos de la región.De todas maneras, los expertos son reticentes al pensar que el crimen cibernético pueda llegar a su fin. "No es un problema de tecnología, es un problema de gente", afirma Andrés Velázquez.
Al fin y al cabo, internet no es más que un reflejo de la sociedad y, como en la vida real, también existe la delincuencia. La solución, comparten los expertos, se encuentra en la educación de los internautas.
El fundador de Mattica lo compara con el día a día, caminando por la calle, cambiamos de acera al ver a alguna persona sospechosa, "es lo que nos enseñaron nuestros padres", agregó Andrés Velázquez.
Pero nadie nos enseñó como navegar por internet, como dejar de hacer clic ante algo sospechoso.
Espionaje... segmentado
El Observatorio de Internet ha identificado unos 220 tipos de fraudes y malas prácticas en internet.
Uno de los más comunes y que afecta a prácticamente todos los usuarios es el correo basura o spam.
"Hay gente que dice: que curioso, ahora que me quería comprar un coche, recibo correo spam de ofertas de automóviles", comenta Francesc Canals.
El 50% de correo basura que recibimos son intentos de engaño. Detrás de ellos, existe toda una red de grandes empresas Spyware.
"Hay programas que se dedican a capturar todo lo que tecleamos, crean un perfil y lo envían a una base de datos. Luego, se envía la publicidad segmentada", explica Canals.
Tipos de estafa
Así, cuando buscamos trabajo en internet no es de extrañar que recibamos ofertas de empleo que ni siquiera habíamos solicitado y que necesitarían un reembolso previo de dinero.
En el caso del heredero millonario, un abogado se pone en contacto con la víctima para hacerle saber que un familiar muy lejano ha muerto, y le ha dejado toda su fortuna. El "abogado" dice que tan solo busca cobrar sus honorarios.
Otro caso conocido es la estafa a través del alquiler de pisos. El supuesto dueño pide que el interesado haga un envío de dinero a algún familiar o conocido través de alguna compañía internacional de transferencia de dinero, con el argumento de que solo quieren comprobar que el inquilino tiene dinero para pagar un depósito. Con el recibo escaneado o documentación falsa, el timador se hace con el dinero rápidamente.
"Me pilló desprevenida porque no me pedía que le enviara directamente el dinero. Se lo envié a mi hermana", explica Alexandra Sheppard, víctima de esta estafa, a la BBC.
Por una caja de galletas
Otros fraudes están en relación a la compra-venta de productos. Desde adquirir un artículo que ni siquiera existe; hasta que el producto que haya comprado no cumpla con las características que le especificaron.
Es el caso de un joven que pensó que compraba un teléfono móvil... Y recibió un tarro de galletas. El comprador perdió una demanda porque en las condiciones del contrato -que no leyó minuciosamente- una cláusula especificaba que aceptaba pagar US$1.000 por una caja de galletas.
Algunos estafadores crean toda una "ingeniería social" para conocer a sus víctimas. Es el caso de los novios cibernéticos. Durante meses, el timador chatea con su víctima, estableciendo una relación sentimental.
Es entonces cuando surge algún problema que obliga al internauta a ayudar económicamente a su ciber pareja.
"Si me quisieras encontrarías la forma de estar conmigo", le dijeron a Robert Adda, de Ghana, quien explicó a la BBC que nunca pensó que su ciber novia fuera en realidad un estafador.
No existen garantías para no ser engañado a través de internet, en algunos casos los timos están tan bien hechos que cualquiera podría caer.
El presidente del Observatorio de Internet recomienda "ser más crítico, pero no más desconfiado. Sino, perdemos el potencial positivo que tiene la red".
Pero si que existen algunos elementos que pueden llegar a delatar a un estafador, y que se deben tener en cuenta.
"La ausencia de datos de contacto, un método de pago sospechoso o el hecho de que actúe de manera transnacional", explica Francesc Canals.
Es importante no olvidar que "alguien al otro lado puede estar pensando maliciosamente". Andrés Velázquez añade que hay que "saber que esa cajita negra no es una entrada a un mundo donde todo es color de rosa".
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