Reina de Jordania, reina del papel couché, y ahora, por qué no, la reina del YouTube. Es el título que, a juzgar por los piropos que le dirigen algunos de sus fascinados súbditos, se ha ganado la dama hachemita por convertirse en la primera monarca que ha echado mano del fenómeno web para dirigirse personalmente al pueblo llano y hablarle de tú a tú.
Acostumbrada a romper moldes, a levantar pasiones encontradas, -aplausos por su activismo a favor de la infancia y la mujer árabe, iras por su indisimulado occidentalismo y la alta costura en un país con una renta per cápita de 1.500 dólares-, Rania se ha adelantado estrenando su propio canal. Y lo ha hecho con la intención de entablar un diálogo global para desmantelar junto con ella tópicos sobre el islam y el mundo árabe, una misión que ha suscitado muestras de fascinación -«Maravillosa acción... Dios/Alá se alegrará», escribe el internauta EvertHeins»-, pero, que a juzgar por el resultado, podría revelarse como una iniciativa delicada, un tanto ingenua y casi peligrosa.
«Quiero que la gente conozca el verdadero mundo árabe, que lo vea sin filtros, que conozca el lado personal de mi región, los rituales, las costumbres de esta parte del mundo que yo llamo mi casa». Son las palabras que la reina expone en el vídeo en blanco y negro que aparece colgado en su página. Un sitio virtual elegante, refinado, moderno, hecho a su imagen y semejanza, en el que la esposa de Abdalá de Jordania, la «malika», peca de cándida mirando con rostro desmaquillado a la cámara cuando reflexiona «es importante unirnos para acabar con todos los estereotipos, me sorprenden las ideas equivocadas sobre nosotros, que me pregunten que si todos los árabes odian a los americanos, que si las mujeres árabes pueden trabajar...».
Pero el problema es que el foro de Rania se ha convertido en un desolador paisaje de quejas, donde una mayoría de usuarios ha mostrado interés cero por los tópicos que tanto molestan a la dama y se han entregado a un amargo alegato que censura la violencia del islam y el miedo al yihadismo. «Aquí en Holanda hay gente que necesita protección contra los extremistas islámicos (...). Mientras no podamos expresar lo que pensamos sobre aspectos tabú del Islam, no será posible vivir juntos», die uno de los internautas.
«Todo esto es muy lindo, un buen entretenimiento, pero nada más... cuando el jefe de la comunidad islámica ordene parar el extremismo para que deje de preocupar al mundo, hablaremos de paz. Hasta entonces, -lamenta otro- todo esto es bla, bla bla».
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