Uno de los muchos frentes que Microsoft tiene abiertos es el de los mini portátiles. Y probablemente, también uno de los más peligrosos, porque si una proporción significativa de usuarios resultara atraída por estos dispositivos ligeros (y presuntamente baratos), que para colmo ejecutan Linux, la informática del "ande o no ande, caballo grande" podría tener sus años contados. Sólo así se explica la reciente decisión de Microsoft de mantener con vida XP únicamente en este tipo de equipos.
Pero, ¿qué tal se defenderá el grandullón de Redmond ante estos "pesos mosca"? Pelear por la eficiencia cuando los recursos escasean no ha sido nunca el punto fuerte de Windows, pero Microsoft sigue contando con dos importantes bazas a su favor: 1) su inmensa capacidad de influir sobre los fabricantes de hardware, y 2) la inercia de muchos usuarios.
Y esas dos bazas siguen funcionando perfectamente engrasadas, como demuestra la expresión satisfecha de Jerry Shen, CEO de Asus, mientras posa con un Asus Eee PC corriendo Windows XP. Una felicidad expectante que -al parecer- corroboran sus sesudos estudios de marketing: el 60% de los futuros Eee PC serán equipados con Windows XP.
Por tanto, pasan a ser inconvenientes menores que Windows XP ocupe por sí solo más de la mitad de los 4GB de memoria flash del equipo, o que aún no haya forma de acomodar el escritorio completo en su peculiar pantalla. Shen ya ha ideado alguna solución... ¿Adivinan cuál? Sencillo: un nuevo modelo de EeePC (el 900) con más procesador, más RAM y más memoria Flash. Y también, un XP más reducido, elaborado ad hoc por Redmond. Por supuesto no hará falta decir que el nuevo conjunto también resultará significativamente más caro.
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