Está claro: nuestro planeta está rodeado por un buen montón de ojos que todo lo ven. Hasta aquí nada que no sepamos, pero la verdad es que llama la atención cuando una compañía, Reliance Globalcom, es capaz de utilizar fotos de satélite para identificar a los dos barcos que provocaron los daños a los cables de comunicaciones submarinos que dejaron al medio Oriente sin servicio de Internet a principios del pasado Febrero, la verdad es que la cosa llama la atención.
Dos barcos en medio del Mediterráneo, el MV Hounslow y el MT Ann, uno coreano y el otro iraquí, dejan caer sus respectivas anclas sin consultar si el área en la que se encuentran es adecuada o no para ello, provocan daños a los cables, y después, sencillamente, recogen y se van, para encontrarse meses después con que les llega con un amable guardacostas una multa de $60.000 y $350.000 para contribuir a los gastos de reparación de los daños causados. Vamos, como a quien le llega la multa de la Guardia Civil con la foto correspondiente por haber ido demasiado rápido. Bien pensado, tiene lógica: si los satélites militares son capaces de deducir el sexo de una persona en función de la sombra que proyecta sobre el suelo, ¿qué no podrá saberse de un barco grande y gordo? Finalmente, todo indica que no hubo conspiración alguna, y que los daños a los cables fueron simplemente fruto del descuido y la casualidad. Pero lo que queda claro es que si estás a cielo abierto y el daño producido es suficientemente elevado como para justificar la investigación, estás más pillado que Lola Flores defraudando al fisco. Bienvenidos a la era del “siempre hay alguien mirando”. Mirando desde el cielo…
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