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18/2/08

Kosovo, Serbia y el “síndrome Nokia”

Fuente: Cronica.

Me contaba un amigo serbio hace un par de años un chiste que corría por las calles de Belgrado sobre qué tenían en común Serbia y los celulares Nokia, y me salió con que cada año eran más pequeños y delgados. A mí tampoco me hizo gracia el chiste, pero debo reconocer que no le faltaba razón.

Desde que el criminal de guerra Slobodan Milosevic soñara con una “Gran Serbia”, en la que Belgrado sometería a todas las repúblicas yugoslavas, guerra a guerra fue perdiendo todos estos territorios que quiso mantener por la fuerza. Como fichas de dominó, cayó Eslovenia, Croacia, Bosnia y Macedonia, luego perdió en referéndum Montenegro y ahora Kosovo.

Serbia dice que nunca reconocerá la independencia de esa provincia que la mitología eslava asocia con el campo de batalla donde chocaron dos mundo, el cristiano-ortodoxo que profesan y el turco, que dejó de herencia el Islam que practican eslavos en Bosnia y albaneses en Kosovo. Es una batalla perdida de antemano por mucho que su aliada Rusia salga en su defensa.

Desde que Milosevic cometió el gravísimo error de intentar una absurda “limpieza étnica” en una provincia donde más del 90 por ciento de la población es albanesa y apenas un 10 por ciento es serbia, la OTAN tomó cartas en el asunto, y si bombardeó primero Belgrado y luego desplegó allí sus tropas no fue precisamente para “devolver las ovejas al lobo”. Estados Unidos y las potencias europeas ya han dicho que si los albanokosovares quieren su independencia la tendrán, aunque la hayan declarado de manera unilateral y saltándose el derecho internacional al que se aferran Moscú y Belgrado para impedir que se consume la secesión.

Pero hay algo más que la humillación de perder “territorio ortodoxo”. Está el “síndrome de Nokia” que podría extenderse a otros territorios “rebeldes”, casi todos en el Cáucaso ruso, pero también le preocupa a España por el terrorismo separatista vasco, o a China y su “provincia rebelde” en Taiwán. Lo dicho, la batalla está perdida para Serbia, pero por ahora nadie se rinde.

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