El país tiene fama de tener uno de los Estados de Bienestar más generosos, completos y eficientes del planeta. Y justo ahora, cuando Europa trata de cerrar sus fronteras y endurecer el mensaje contra la inmigración, el Gobierno sueco va a contracorriente. Han suavizado su Ley de Extranjería que incluye formas de atraer a más ciudadanos extracomunitarios y facilita su contratación. Y no sólo no consideran que los inmigrantes vayan a colapsar su sistema, sino que, según un estudio sociológico del que se ha hecho eco El Pais, más bien ayudarán a salvarlo.
Un argumento recurrente en España es que los sin papeles vienen a Europa atraídos por las ayudas sociales. Si ese fuera el mayor motivo de para hacerlo, Suecia sería su destino ideal y un iman. Según datos de la OCDE, un inmigrante sin permiso de trabajo recibe del sistema sueco 103.000 coronas (11.030 euros) al año. Si tiene dos hijos, 167.500 coronas (18.000 euros). La cifra es tres veces superior al salario medio en Marruecos y cuatro veces el de Pakistán.
Sin embargo, segun el estudio de Phillipe Legrain para el Consejo de Globalización sueco, esto no ha convertido a Suecia en un iman. Además considera que el país no está llena de “inmigrantes de beneficencia” por un motivo: les va todavía mejor trabajando alli, siendo productivos y contribuyendo a reforzar el Estado de Bienestar.
Legrain es autor del libro Immigrants: your country needs them (Inmigrantes: tu país los necesita) y no niega que la llegada de trabajadores extranjeros va a suponer serios retos para los sistemas de protección social europeos. Pero el envejecimiento de la población hace inevitable la llegada de “refuerzos” y se pueden buscar fórmulas para corregir los desequilibrios y problemas.
Suecia no va a abrir sus puertas a todos los inmigrantes, pero han comprendido que la llegada de trabajadores foráneos les supondrá más beneficios que perjuicios. Aunque las tensiones y dificultades ya son evidentes para muchos suecos.
Otro experto consultado por El País, Josep Oliver, cree sin embargo que las ayudas sociales si pueden ser un atractivo y un imán para la inmigración en los países nórdicos, aunque no en España. Y sostiene en cualquier caso que la contribución de los inmigrantes excede a los beneficios del Estado de bienestar, dan más de lo que reciben. Al menos hasta que les toque la jubilación. Y en los servicios sanitarios también ha habido estudios recientes que desmienten el mito de que el colapso se debe a los extranjeros.
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