El primer MotorStorm fue una de las grandes bazas de Sony en el lanzamiento de la PlayStation 3. Un juego muy publicitado, incluido un polémico vídeo que anunciaba mil promesas que luego no fueron realidad, del que se suponía que sería un referente gráfico para calibrar la potencia de la nueva consola frente a sus rivales. Sin embargo, al final resultó ser símplemente un entretenido juego de carreras, con unos gráficos muy dignos, pero para nada revolucionario.
En un mercado tan saturado como el de los juegos de carreras, con la salvedad de la Formula 1, 'MotorStorm Pacific Rift' aporta más pistas, vehículos y escenarios que su predecesor, aunque apenas hay cambios que le sitúen en la 'pole position' del género. Pero ello no significa que no deje de ser un buen juego.
El punto fuerte del juego es el multijugador, tanto por Internet con hasta 12 jugadores, como en pantalla dividida, donde los 'piques' se multiplican al poder jugar hasta cuatro personas en un solo televisor.
Este es el mejor aspecto del juego, puesto que las carreras consisten en llegar a la meta entorpeciendo a los rivales: empujones para derribar a otros motoristas o embestir contra otros vehículos para echarlos a los precipicios son algunas tácticas.
Cada vez que un vehículo es destruido, tarda un pequeño lapso de tiempo en volver a su posición. No obstante, este es uno de los problemas del juego: es más fácil reventar el coche totalmente con un lento golpe frontal que provocarle roturas que dificulten la conducción. Si fuera al revés, es probable que hubiera más emoción en los circuitos.
Por otra parte, la física hace extraños en algunas ocasiones. Aunque aporta muchas cosas, como atravesar una montaña de barriles para que estos entorpezcan a los rivales, en otros momentos hace raros como reventar un coche al que no debería haberle pasado nada grave por su resistencia. En cualquier caso, esto ocurre pocas veces.
La conducción es totalmente arcade. A pesar de haber ocho tipos de vehículos (Todoterrenos, coches de rally, buggies, motos, rancheras, pisabarros y grandes camiones), las pocas diferencias que hay en el segmento intermedio hacen que el jugador se decante al final por la agilidad frágil de las motos, o la bestialidad de poca aceleración de los grandes camiones.
En la isla de MotorStorm hay 16 pistas divididas en cuatro tipos: tierra, aire, fuego y agua. En algunas predomina el barro -muy logrado- y en otras la abrasiva lava -la cual no luce muy bien.
Las rutas de las pistas son bastante amplias. Según el vehículo, a veces es mejor atravesar por un barrizal o jugársela en un río en el que podemos hundirnos. Elegir el vehículo adecuado es importante en muchos circuitos, aunque se echa de menos nuevas pruebas, pues sólo se han incluido como novedad los eventos de velocidad: cada cierto tiempo se elimina el que vaya último.
El nivel técnico es bueno, aunque no luce mejor que otros rivales de carreras. Por ejemplo, la recreación del agua es notable, pero las huellas de los vehículos al pasar por ella no lo es. O el caso de la vegetación, con altibajos como la frondosidad de algunos tramos de las carreras que contrasta con la pobre recreación de muchos árboles.
En MotorStorm luce mejor la luz que las texturas. La recreación del brillo del barro o el tono apagado del polvo está muy conseguida, pero muchas texturas son bastante simples tanto a corta como larga distancia.
De todas formas, lo mejor es probar la 'demo' uno mismo para saber si este estilo de juego gusta o no. Para aquellos que disfrutaron con su primera parte, la apuesta es segura, aunque a cambio no encontrarán muchas novedades destacables. Salvo la pantalla partida para cuatro jugadores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario